jueves, 27 de junio de 2013

Autoestima: utopía o verdad


 
Como ya es de nuestro conocimiento, en muchas circunstancias hemos escuchado que las mujeres estamos oprimidas, que nos falta autoestima, que estamos  sub-valoradas, sub-estimadas, sub-tratadas, que sentimos la necesidad de liberarnos y luchamos por ello constantemente. También, que es complicado para nosotras soñar que en un futuro exista  un Mundo donde no sea necesario demostrar cuan importantes somos y las cualidades que poseemos. A su vez, podemos apreciar que no será sencillo dejar de lado la imagen que erróneamente se ha formado en las almas de los hombres  de que “cargamos con el pecado original” ya que nos vinculan con un personaje del Edén a la cual la describen como débil y pecadora, capaz de ceder  a la tentación de la serpiente y que comió la fruta prohibida del árbol, por ello, tenemos todos la culpa, en especial nosotras que a partir de dicha lectura somos símbolo de la tentación, el mal y el pecado.

 

Por ello, sin la intensión de perder el deseo  de cambiar los arquetipos establecidos sobre las mujeres, somos conscientes de esas ideologías sociales tienen la función de actuar como paradigmas, y la manera de presentar a Eva produce un efecto negativo sobre nuestra imagen, ya que al relacionarnos con ella tienen un concepto el cual no es el idóneo, y en algunas culturas no se brinda la misma oportunidad de progreso a las damas, todo ello produjo que esa mentalidad positiva que poseemos  poco a poco se vaya destruyendo hasta llegar que pensar lo que los demás opinan de nosotras ya que al oírlo en tantas oportunidades una misma lo va asimilando como si fuese cierto, influyendo de una manera negativa la cual nos impide a decidirnos a demostrar cuan capaces somos de conseguir lo que anhelamos en la vida. Nuestro autoestima, se va formando desde que somos pequeños, si una persona le dice a su hija consecutivamente frases destructivas, la niña crecerá con esa idea errónea pensando que es verdad y no será capaz de demostrar su verdadero potencial y por ende no se desenvolverá óptimamente en su entorno, por ello, deberíamos de reflexionar y culminar con esa barrera que no nos deja ver la realidad, a decidirnos y expresar lo fuertes que somos y de esa manera ese paradigma de mujer débil se vaya quedando en el olvido.

 
 
 
 
 

Bersing, Doris, (2000). Autoestima Para Mujeres. Grupo Editor Alfaomega, D.F- México.  

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